Este cuadro habla de elegancia, aunque más de la mitad del lienzo está ocupado por una gran tela roja que representa el voladizo del vestido de la joven protagonista. Es precisamente ella quien nos transmite una idea de ligereza y encanto: bien apretada en su corsé, mantiene los brazos abiertos y separados, solo del rostro solo tenemos un óvalo rosado, pero eso nos basta para imaginar una expresión de despreocupación. La melena es un auténtico espectáculo para los ojos: dos grandes rizos en espiral, casi un ocho negro azabache atravesado por líneas blancas, que dan más la impresión de movimiento que de edad.
Parece que este personaje está bailando y que lo está haciendo a pesar de las dimensiones tan grandes de su vestido, o es precisamente su remolino lo que hace que los volantes de la tela se inflen. En el vestido hay espacio también para la figura clara de cuatro mariposas azules. No está claro si se han posado en el vestido o están revoloteando, pero una de ellas nos resuelve la duda porque está apoyada en la mano derecha de la joven. Esta obra realizada por el artista Edgar Ramirez con pintura acrílica sobre lienzo, se vende acompañada de su certificado de artesanía.