Pinceladas decididas extendidas sobre el lienzo con fuerza y en diferentes direcciones se superponen, dando forma a un diseño geométrico formado por numerosos triángulos uno al lado del otro y superpuestos, separados solo por delgadas líneas negras con un trazo incierto e irregular: esta pintura matérica de tema abstracto, repleta de sugerencias y significados crípticos, llama la atención por la complejidad de su entramado de polígonos, que a partir de elementos geométricos sencillos crea una danza de formas, colores y reflejos casi hipnóticos.
La valiosa obra, firmada por Edgar Ramirez, está montada sobre bastidor estético alto, que permite colgarla de inmediato en la pared, sin necesidad de un marco. El tema central de esta pintura matérica, de inspiración casi futurista, lo encontramos en la sensación de movimiento, dinamismo y evolución que las formas triangulares de distintos tamaños y colores parecen sugerir.
Los tonos dominantes del lienzo pintado a mano son el dorado y el plateado. El particular efecto metálico aplicado en los dos triángulos más grandes que destacan en el cuadro por su color plateado ayuda a resaltarlos, creando un juego de reflejos evocador en la superficie del lienzo.
La presencia de elementos decorativos en relieve, rompe después la continuidad de la obra, dando al cuadro un aspecto rugoso e irregular, que a su vez crea luces y sombras en constante cambio. El certificado de artesanía que acompaña el cuadro garantiza el proceso de creación manual, certificando su valor.