Lo que vemos en esta escultura es claramente la figura de un hombre, pero no un hombre en su concepto más habitual, sino la idea reinterpretada e ideal de un ser humano. Observamos una constitución perfectamente proporcionada, además de que no posee cabello ni atributos. Es una forma ideal que tiende a la perfección y busca alcanzarla mediante la destrucción de sus lastres físicos y mentales. El resultado es una figura andrógina que está de cuclillas sobre sus rodillas y al mismo tiempo sobre las plantas de sus pies, con los talones elevados y tocándose. Sus piernas fuertes sostienen el torso, los brazos están separados y los dedos apuntan hacia arriba, mientras que la cabeza mira hacia el suelo. Este es el equilibrio perfecto que este ser ha logrado al despojarse de los adornos superfluos, su función ahora es transmitir al espectador la misma sensación de paz.
Es una escultura totalmente realizada con resina, lacada en color negro y colocada sobre una base de mármol blanco, del mismo modelo hay disponibles muchos otros colores. Esta escultura mide: 31,5 cm de alto, 44 cm de ancho y 21 cm de grosor. Toda la obra está hecha íntegramente a mano y que con ella se entrega también un certificado de artesanía.
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