Las grandes aplicaciones metálicas semicirculares son las protagonistas insólitas de este cuadro abstracto, en el que la pintura acrílica y el metal se funden en una composición sugerente y dinámica. El artista ha elegido colores intensos, extendidos con pinceladas amplias y decididas. La pintura se espesa sobre el lienzo, detalle que, unido a la presencia de aplicaciones metálicas, permite definir la obra como matérica. La composición se puede considerar dividida en dos: la parte superior, más clara, en la que predominan los colores suaves y más diluidos. Las partes de metal son la ruptura ideal (también destacada por dos largos trazos rectos) con respecto a la mitad inferior del cuadro, en la que predominan los colores cálidos e intensos: rojo, naranja, magenta, amarillo y, presentes pero no protagonistas, manchas de azul, negro y blanco.
El lienzo lleva la firma del artista Edgar Ramirez. Se envía acompañado de un certificado de artesanía que acredita que está hecho íntegramente a mano y está montado sobre bastidor estético. Esto significa que la parte lateral, es decir, el grosor, del lienzo también está decorado, lo que permite colgar la pintura sin marco, un detalle importante para quien le gusta y aprecia la decoración contemporánea. Con 80 centímetros de alto y 140 centímetros de largo, el cuadro tiene la medida perfecta para decorar salones grandes y locales con grandes paredes.