La existencia y la vida son un laberinto de elecciones, una encrucijada de casualidades y hechos no casuales. Nos lo recuerda la estatua Laberinto, que reproduce a un hombre agachado que se mantiene en equilibrio gracias a los brazos extendidos y cuya superficie está decorada con la trama de un laberinto. La escultura es de bronce patinado con base de mármol, serie limitada y numerada firmada por el artista.