El abstraccionismo de esta composición realizada por el artista Edgar Ramirez, con acrílico sobre lienzo, permite que la imaginación vuele libremente. Lo que se muestra desde un punto de vista puramente estético es la presencia de dos anillos de color plateado y dorado en los bordes, en medio una esfera más pequeña y diferentes salpicaduras de un color entre gris, negro y marrón, todo ello sobre un fondo realizado en distintas tonalidades de marrón y gris. Delante de estos anillos hay dos aplicaciones metálicas: una semiesférica que sigue la curvatura del primer anillo en la parte inferior, y otra con una forma afilada situada delante de la otra.
Para seguir con el concepto de imaginación libre que comentábamos antes, podemos decir que no se trata solamente de una pintura abstracta sino también astronómica. Una de las aplicaciones de metal parece de hecho una especie de nave espacial para viajes interestelares que pasa justamente entre dos planetas y por encima de un tercero más pequeño porque se encuentra más alejado. Esta ilusión se refuerza con el hecho de que las salpicaduras de color del centro aparecen como una especie de amasijo de estrellas, y la presencia de las manchas más oscuras acentúa el efecto de profundidad. Todo ello, recordemos, colocado sobre 4 bastidores divididos, como puertas dimensionales para colgar en su salón.