El gran protagonista de esta composición de metal es el nenúfar que, como sabemos, crece y se desarrolla en el agua. En este caso presentamos un ejemplar estilizado, una idea de nenúfar entendido como planta acuática que hace emerger en la superficie diferentes hojas y flores. Son numerosos los elementos, visto también el tamaño de la obra ( 136 cm por 60 cm ), y descansan sobre un marco de hilos dorados que siguen diferentes ondulaciones, como si estuvieran movidos por el caudal de un río que marca las diferentes ondas pero la misma ondulación.
Las flores y las hojas expresan delicadeza y ligereza, hasta el punto que casi parecen flotar en el marco. Las primeras, las flores, son más pequeñas y cóncavas, estriadas para transmitir con realismo el efecto de los pétalos. Las hojas son más anchas y todas perforadas, un patrón que se repite para cada una de ellas.
Los colores predominantes son el gris y el plateado, aunque el oro está presente en todo el marco y en el borde de todos los elementos de la composición. Como se puede observar en las fotos de la galería, la orientación de la obra colgada en la pared puede ser tanto vertical como horizontal, o incluso oblicua. Recordamos que está realizada íntegramente a mano con técnicas artesanales, característica que queda atestiguada con el certificado que acompaña el cuadro.