La mujer que ha inspirado al artista Edgar Ramirez en esta composición debía llevar un vestido muy llamativo, ya que le ha dedicado más de la mitad del espacio de este cuadro. Este es precisamente el primer elemento, el más impactante, el que llama la atención: se trata de un vestido que parte de un busto muy normal pero que se va ensanchando en un voladizo tan vaporoso como para ser la lona de un globo. En él distinguimos pinceladas sobre un fondo que va del marrón muy oscuro al gris claro, mientras que los detalles del vestido se han creado con pinceladas de color naranja, rojo, rosa y celeste.
La mujer representada tiene el cabello negro recogido, una tez pálida y un físico esbelto, lo que transmite mucha delicadeza. El resto de la composición es muy original ya que encontramos decoraciones en relieve : en la esquina superior izquierda distinguimos números y letras con un significado poco claro, en la parte izquierda apreciamos un rectángulo más claro, diferente, como una especie de parche incorporado al lienzo. El lienzo mide 100 cm de ancho por 100 cm de alto, también está pintado en los bordes y descansa sobre un bastidor estético de madera.