La escultura reproduce de forma muy natural la figura de un perro de caza que entrega a su amo la presa capturada que lleva en la boca. Después de la tensión y el esfuerzo de la caza, el perro se muestra relajado y tranquilo. Solo la cola, levantada y estirada, deja entrever la emoción y alegría del animal por haber ayudado a su amo. La escultura clásica es de bronce patinado y descansa sobre una base de mármol.